Luego vi como la mía entraba dentro de las suya, que salió después colocándola en mi pecho y regresó a Julián.
—Ahora alma mía, no importa que yo desaparezca, no importa que muera el capitán, no importa que muera yo. Regresaré a ti y me sabrás reconocer, solo por esas gemas que me traerán de regreso dentro de alguien.
—¿Qué quieres decir?
—Quiero decir que estamos unidos por una eternidad, y en todas las reencarnaciones de nosotros nos encontraremos y volveremos a casarnos, a ser una familia y a vivir felices. Te amo mi querida esposa, te amo.
—Yo también Julián, pero enséñame cómo te reconocería si la gema no estará visible.
—Tócame
Lo hice, y una pequeña sensación de felicidad me embargó y a mi mente se reflejó la gema suya hermosa y divina.
—¿También ves la mía?
—Sí.
Nos quedamos casi toda la tarde dentro del invernadero, hasta que vimos aparecer el capitán a lo lejos en su corcel. Pude ver claramente como se disipó delante de mí, fue y se introdujo dentro del capitán,