112. TESTAMENTO

He pedido a Dolores que me acompañe a mi habitación en busca del testamento, se ha quedado mirándome de una manera muy fija, sin decir palabras, comenzó a subir las escaleras.

Entramos con algo de recelo, pero solamente el silencio y la penumbra nos han dado la bienvenida, prendimos las luces. Saqué el sobre de la gaveta de la cómoda y salimos en silencio.Sor Inés y sor Caridad vigilan a los niños sentadas en unos sillones del corredor inferior. Fui para el despacho tomando asiento, mientras Dolores en silencio encendió las luces, le pido que por favor se quede hacerme compañía, justo cuando acabo de abrir el sobre, asoma la cabeza Tata Julián.

—Buenos días, niña Ángel.

—Buenos días, señor Julián. ¿Desea algo?

—Solo quería pedirle permiso para acompañarla en lo que usted lee eso que tiene en la mano.

Lo observo extrañada, sin comprender por qué quiere hacer tal cosa. Veo a Dolores como asiente con la cabeza, y sin tener noción real de lo que experimento, escucho una voz.

No se lo p
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