Meses más tarde.
Emily permaneció en la mansión cuidando de su pequeño, su vida ahora era diferente, su hijo le daba todo lo que ella necesitaba para estar bien, extrañaba estar ocupando la presidencia, pero su vida de madre ocupaba todo el tiempo.
Desde el día de su boda se ausentó en la empresa, James fue quien tomó la presidencia, fue la mejor decisión que ella supuso que había tomado, los negocios se mantuvieron al margen, James sabía como moverse en aquel medio para hacer que los clientes continuarán estables.
—Señora Emily ha llegado un hombre y pide hablar con usted —Emily giró la cabeza.
—¿Un hombre, de quién se trata?
—No lo sé señora, cuando le pedí el nombre solo me dijo que era alguien del pasado y que necesitaba hablar con usted —Emily apretó los labios y exhaló.
—Cuida del pequeño Liam —la empleada asintió—. Hijo, prometo no demorar —Emily besó su frente y se dirigió a la sala.
Emily se detuvo al observar al hombre que esperaba por ella, él se encontraba parado y de es