Victoria después de beber el último cóctel, regresa a la suite donde está su tío profundamente dormido. Ella le despierta y le dice con palabras fingidas lo que acaba de suceder:
— ¡Tío Néstor!, ¡Tío Néstor! mientras pagaba la cuenta en la barra del bar, perdí de vista a Sarita. Pensé que se había regresado a la suite, pero solo te encuentro a ti.
— ¡Dios mío! ¿Sarita no está en su habitación? Él mantiene el labio superior tenso al controlar sus sentimientos.
—No está en su dormitorio, es mejor salir a buscarla con los guardaespaldas. El rostro de Victoria expresa una intensa preocupación, pero solo es apariencia.
El doctor Néstor llama enseguida a sus guardaespaldas y a la policía para buscarla de manera inmediata; su rostro palidece y su mirada muestra angustia y desesperación.
En ese mismo instante, aquellos hombres del bar transportan a Sara dormida en su coche para llevarla al hotel donde se alojan. Uno de ellos empieza a besarla y a quitarle la ropa poco a poco.
—Jorge, ¡esta mu