—Hola, buenas tardes. —Saluda Sara con cierta timidez.
Sara, que se siente incómoda por la mirada penetrante de Diego, le dice a su padre que está cansada y que quiere volver a casa.
Antes de irse, el doctor Néstor y Diego charlan un par de minutos. Sara intenta acercarse disimuladamente para escuchar la conversación, pero se despiden con un caluroso abrazo.
Mientras padre e hija se suben a la limusina, él le dice:
—Sarita, ¿qué te parece la compañía petrolera de tu padre?
—No encuentro las palabras para describir lo asombrada que estoy por ver un edificio tan inmenso y tanta gente en todos los departamentos. —Contesta ella expresando admiración en su semblante.
—Es un gran esfuerzo por parte de tu padre y sus colaboradores, han sido décadas para convertirnos en una gran petrolera, no solo en México, sino también en Latinoamérica. —Él le expresa con una sonrisa.
—Te admiro, papá, eres una persona muy trabajadora, inteligente y responsable. Ella le devuelve la sonrisa.
—Hija mía, mejor