—Victoria no tiene la culpa, Freddy. Ella no conocía toda la verdad. El día que me pidió el divorcio, vio unas fotografías en las que yo aparecía con una mujer, y yo tomaba a esa mujer de la cintura —dije, sintiendo la amargura de ese recuerdo.
Freddy se quedó boquiabierto, incrédulo.
—¡Eso es una estupidez! Te conozco, Ethan. Sé que jamás engañarías a Victoria —exclamó, con incredulidad y furia.
Asentí lentamente, comprendiendo su reacción.
—Las fotos son reales, Freddy, pero tienen una explicación —admití, con el corazón pesado.
Freddy me miró fijamente, esperando a que continuará.
—La mujer en las fotos era una doctora. Había estado sintiéndome mal durante días y fui a verla. Tenía una reunión en un hotel con un inversionista y, como no podía cancelar, le pedí a la doctora que me viera allí para que me leyera los resultados. Ella me sostuvo porque estaba débil. Ese mismo día, recibí la noticia de que tenía cáncer. Estaba devastado y no sabía qué hacer. Cuando volví a casa, Victoria