Cap. 224: Una esposa fugitiva. Un abogado prohibido.
Cap. 35: En buenas manos.
Luciana extendió una carpeta y la colocó sobre la mesa.
—Este documento garantiza legalmente que tú eres la madre, y que nadie absolutamente nadie puede quitarte a tu hija. No te estamos jugando sucio si piensas que queremos robarte a la niña. Estaremos en contacto todo el tiempo. Por teléfono, por videollamada, como tú prefieras. Pero para protegerla necesitas moverte rápido. Y sola.
Aria tragó saliva.
—¿Y si algo le pasa? ¿Y si ella llora por mí?
—Va a llorar. Y tú también. Pero estarás haciendo esto para que algún día, no muy lejano, puedas abrazarla sin miedo. Para que puedan caminar por la calle sin esconderse. Para que seas libre y ella también.
Luciana se inclinó levemente, con una dulzura firme en su tono.
—No estás huyendo. Estás peleando por la vida que merecen. A veces, tomar el toro por los cuernos no significa enfrentar al enemigo con armas. Significa tomar decisiones dolorosas, pero necesarias. No tienes que seguir siendo una fugitiva. Eres mad