Cap. 33: Vamos a viajar como si fuéramos pareja

Luisana se encontraba revisando unos documentos en su oficina cuando la puerta se entreabrió tras un breve golpe. Levantó la mirada.

—¿Sí?

El señor Caruso asomó la cabeza, impecablemente vestido con su usual traje oscuro, corbata de seda y esa compostura inquebrantable que lo caracterizaba. Parecía el tipo de hombre que nunca perdía la paciencia ni el equilibrio.

—Disculpe la intromisión, señorita Zapata Rossi. No vengo en calidad de asistente del Duque sino como alguien que ha visto crecer a Su Excelencia desde que era un niño.

Luisana dejó los papeles a un lado y lo miró con curiosidad.

—Adelante, señor Caruso.

Él ingresó con pasos medidos, cerró la puerta detrás de sí y se detuvo frente al escritorio. No se sentó.

—Sé que no me corresponde decir esto. Pero no puedo quedarme callado viendo cómo lo juzga sin conocer todo el peso que lleva sobre los hombros.

Luisana arqueó una ceja, sin perder su elegancia.

—¿A qué se refiere?

—A Su Exce