Cap. 214: Una esposa fugitiva. Un abogado prohibido.
Cap. 25: Tenemos que ayudarla.
La voz de Axel fue más que una pregunta; fue un latigazo de sorpresa.
Aria se irguió, con la frente en alto, aunque sus ojos reflejaban una mezcla de incomodidad y dignidad contenida.
—Buenos días, señor Montgomery —saludó con calma, aunque en su interior el corazón le retumbaba con fuerza—. Lamento haberme ido así. No fue lo correcto dejarle solo una nota, pero no sabía qué otra cosa hacer.
Axel dio un paso al frente, aún sin apartar la vista de ella.
—¿Qué estás haciendo aquí?
Luisana se acercó desde el pasillo y respondió antes de que Aria pudiera decir nada.
—Me vino a contar la verdad —dijo con voz firme—. Ya sé que entre ustedes no pasó nada. Solo fue un malentendido. Fui injusta contigo y con ella.
Sus ojos se clavaron en los de Axel. Luisana hablaba con una mezcla de humildad y resolución que él no había esperado.
—Lo siento. A ambos.
Hubo un silencio breve. Axel desvió lentamente la mirada hacia Aria, y sus ojos se suavizaron.
—Tuviste el valor