Cap. 213: Una esposa fugitiva. Un abogado prohibido.
Cap. 24: EL inicio de una amistad.
Luisana bajó la mirada hacia la niña y, suavizando el gesto, se acercó a ella.
—¿Tienes hambre, pequeña?
Nina asintió con energía.
—Sí, mucha. No hemos desayunado.
Luisana inspiró profundo, su voz se volvió dulce.
—Entonces te daré leche calientita, frutas y galletas. ¿Te gusta?
Los ojos de Nina se iluminaron de inmediato.
—¡Muchísimo!
Sin añadir más, Luisana se dirigió a la cocina. Calentó la leche con cuidado, cortó un plátano y algunas fresas en trozos pequeños, sacó un puñado de galletas de mantequilla y acomodó todo en una bandeja sencilla pero acogedora. La colocó sobre la mesa de la cocina, junto a una silla acolchada.
—Ven, pequeña. Come tranquila —le dijo, acariciándole el cabello.
Nina se sentó obediente, agradecida, y comenzó a comer con pequeños bocados, como si disfrutara cada sabor.
Luisana caminó de nuevo hacia la sala, donde Aria la esperaba de pie, como si no supiera si debía sentarse. Pero Luisana señaló el sofá con la cabeza, sin