Cap. 122: Gracias por esperarme.

Nathan estaba sentado en la sala de espera con los trillizos. Sienna se apoyaba en su brazo, medio dormida. Dylan dibujaba con un crayón morado en el borde de un folleto doblado, y Ethan ya había bostezado cinco veces en menos de un minuto.

—Tengo hambre —anunció Ethan, dejando caer la cabeza contra el respaldo del asiento.

—Yo también —murmuró Dylan, sin dejar de trazar rayas torcidas sobre el papel—. ¿Dónde está la tía Marie?

Sienna parpadeó con pesadez.

—Dijo que iba a traer algo rico, pero se demora mucho…

En ese instante, la puerta de acceso al pasillo se abrió y Marie apareció caminando con paso tranquilo, cargando una caja de donas en una mano, dos vasos de café en la otra… y una dona entre los dientes, como si no hubiera podido esperar ni un segundo más.

—¡Tía Marie! —exclamaron los tres al unísono.

Marie haciendo malabares se sacó la dona de la boca justo a tiempo para hablar, con el azúcar aún en los labios.

—¡Lo siento, lo siento! No me pude resistir, pequeños… Estas donas
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