La habitación estaba envuelta en una tenue penumbra, iluminada únicamente por la cálida luz ámbar de la lámpara sobre la cómoda. El eco lejano de la música del salón aún retumbaba en las paredes. Ryan dejó su copa de vino sobre la mesa de centro y se removió el saco con desdén.
—¿Jugamos algo? —preguntó con una sonrisa ladeada, sus ojos fijos en ella como si la partida ya hubiera comenzado.
Julie arqueó una ceja y bebió un sorbo más de vino. El rojo del Burdeos brillaba entre sus labios carnosos.
—¿Qué tienes en mente, Campbell?
Él sacó una baraja de su mochila, la lanzó con precisión sobre la cama y respondió:
—Póker. Strip póker. Cada vez que uno pierda una ronda… se quita algo.
Julie lo miró con una ceja alzada.
«Definitivamente Ryan Campbell era un coqueto»
—Solo traigo un vestido, por si no lo notaste —respondió ella en tono preocupado
Ryan se encogió de hombros, con ese aire encantadoramente descarado que ella empezaba a reconocerle demasiado bien.
—Más posibilidades de que yo p