Alisson sentía que alguien la fulminaba con la mirada. Era lógico; había muchas personas alrededor que no le quitaban los ojos de encima. Sin embargo, había una en particular que parecía quemarla con su intensidad.
Avanzó con la mirada altiva y sosteniendo a Michael con fuerza hasta una de las mesas donde pasaría la noche, pero en el camino un grupo de periodistas la rodeó. Alisson sintió cómo el destello de las cámaras impactaba en su rostro y cómo los micrófonos la abrumaba.
—Señora Miller, ¿creen que el éxito de su casa de moda se debe a la unión de ustedes como matrimonio?
—¿Es usted quien hace todos los diseños o cuenta con la ayuda de otros diseñadores?
—¿Piensan que ya es tiempo de que tengan hijos? —Las preguntas resonaban en el ambiente, logrando que Alisson se sintiera abrumada.
Abrió la boca para responder, pero en ese preciso momento, una voz que ella reconocía muy bien se hizo notar: ronca posesiva, oprimente.
—Sí, señora Miller, todos queremos saber esas respuestas