Sentía que el reloj de arena que me mostraba que me quedaba poco tiempo con Aitana, había quedado sin tiempo de un momento a otro y todo era por culpa de alguien. Por lo que, corro hacia las personas que intentan huir de mí.
Viendo como corren, el deseo de cazar se apodera de mí y yo corro transformándome en el lobo que nunca pierde una presa. La bestia que aparecía cuando la maldición causaba que solo viera a mi presa para asesinarla.Corro detrás de mi presa y muchos presentes gritan al verme convertirme en animal, pero, eso no me importa. Mi mujer había resultado lastimado y ellos debían pagar ello. Sin algún temor de que el hombre muriera en el acto. Me lanzó a él y este cae con su rostro mirándome.—S-señor, por favor. No me haga daño— dice el hombre en un hilo de voz, mientras en su mirada hay un miedo que no puedo describir, lo únic