—¡¿Qué dices?! —exclamó Lugh
Clyde se quedó perplejo, no podía creer lo que ella decía.
Corrió hacia ella, se veía intacta, Lugh la abrazó.
—Iremos a la policía ahora mismo.
Clyde se quedó un instante sin saber qué decir.
Marbella abrazó a su hija.
—Vamos al hospital, vamos a denunciar, dime que fue lo que pasó.
—Estaba en el restaurante, y no sé en qué momento pasó, bebí solo un trago con Kate, me sentí mal, ella se fue, iba a irme, y desperté en un departamento, estaba en una cama…
Celestia se echó a llorar, estaba en pánico, su madre la abrazó, acunó su rostro.
—Dinos, hija —insistió Marbella
—No tenía mi blusa, nadie estaba ahí sola, ¡ni siquiera tenía mi teléfono! No pude llamarlos, tomé un taxi, solo pensé en venir hasta aquí, ¿Por qué dices que te engañé, Clyde? ¡Yo jamás… jamás… lo haría! —ella rompió en llanto.
Clyde estaba tembloroso, le mostró el teléfono, los mensajes ahí, las fotografías.
Cuando ella lo vio, se apartó y vomitó, ver esas imágenes la hicieron asq