Marbella miraba a la mujer con ojos severos, y una sonrisa despiadada.
—¿Así que creíste que tu mentira duraría mil años, mujer? Lástima que no hay tonto que te la crea por tanto tiempo, ni secreto que perdure.
—¡Son mentiras! No he hecho nada malo, ¡lo juro, Lugh! Piensa en nuestra hija, Lugh, Celestia sufrirá por mi ausencia.
—Con lo mala madre que has sido, no creo que mi hija te recuerde.
Pina corrió a abrazar a su hija.
Vanessa al fin se levantó del suelo.
—¡Es toda una mentira! ¡Soy inocente! Marbella me ha acusado, seguro de que pagó mucho dinero, como ahora es rica, pagó para que ese hombre mintiera y dijera cosas falsas de mí, ¡soy inocente!
—¡Mejor cállate! Ahórrate las mentiras para cuando llegues con el juez, te aseguro que pagarás por haber enviado a un hombre a la cárcel, cuando la delincuente intelectual has sido tú, quisiste destruir mi vida, lo hiciste, pero ahora, te ha llegado tu día, ahora yo arruinaré tu vida.
Vanessa lanzó un gruñido, como si fuese una hie