Ignacio la sostuvo entre sus brazos como si no deseara soltarla nunca más y cerró los ojos, ella siguió recostada sobre su pecho. Después él le dijo:
—Tengo tantas esperanzas sobre nuestro matrimonio; el amor que ahora siento por ti me da fuerzas para querer seguir adelante sin miedos ni prejuicios. —Amelia cerró sus ojos y en sus adentros pensó:
"No sé por cuánto tiempo podré sostener esta mentira, tal vez sea para siempre... juro que mientras pueda permanecer en esta casa te cuidaré y cuidaré de tus hijos. Estaré contigo hasta que todos tus problemas desaparezcan… lo demás lo decidirá el cielo, no sé cuál será mi destino, y Dios juzgará mis acciones, espero que se apiade de mí, sé que alg&uac