Capítulo ciento treinta y uno. Padre celoso

DUBÁI

«Bueno, ella quiere saber si…, podemos encontrarle una pareja»

«Podemos encontrarle una pareja»

«Una pareja»

Abdel dejó de mecer a Hasin, más bien, dejó de moverse al escuchar las palabras de su esposa.

—¿Qué? —preguntó ligeramente aturdido.

Azahara tragó el nudo formado en su garganta, mientras repetía la petición de Amira; su hija casi le había implorado que hablara con Abdel y le hiciera saber sus deseos. Una tarea que para Azahara no era fácil, pues era sabido que Abdel jamás había celebrado un contrato por ninguno de los matrimonios de sus hijos. Es más, ni siquiera había presionado a ninguno de ellos y el resultado era, que dos de sus hijos estaban casados con extranjeras y tenía dos preciosos nietos con sangre occidental. Su hija menor, Jenna, estaba casada con quien en su momento fuera el asistente de Hasan, ningún hombre de sangre real o rico heredero.

—Es lo que Amira desea, Abdel —respondió Azahara finalmente.

—¿Un marido? —preguntó y ella asintió.

—Sí.

—¡De todas las
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