Justo cuando creí que lo peor había sido ser tratada como una enferma mental, o tener que actuar como una ladrona que debe salir de un lugar escondiéndose, o que mi aliado fuera un admirador molesto de mi ahora esposo, llega esto.
Cuando creo que ya he salido de una molestia, la vida se burla de mí y me demuestra que puede ser más desgraciada. Porque solo esa palabra puede resumir como me siento: desgraciada.— ¿Qué haces aquí? — pregunto retrocediendo.— ¿Dónde crees que debería estar?— En el h…— Hotel, como tú, ¿no es así?— ¿Acaso me has instalado un chip de rastreo para saber dónde estoy siempre? — pregunto con molestia.— Te tuve en la mira durante varios años, Day. No creas que cuando te defendí de ese idiota en la discoteca fue coincidencia y si eso no te sucedi