Lágrimas resbalaron por mis mejillas, quería gritar, pero si desperdiciaba fuerzas en eso, tal vez no lograría escapar. Me iba a matar, a descuartizar, a mutilar tal como lo hizo con mamá. No vi las fotografías porque no lo habría soportado, pero solo escuchar lo que le hizo… Era un monstruo.
Sus brazos me alcanzaron, grité, pero su poderosa mano me calló y por más que me removía, él no me soltaba. Pateé, golpeé, grité y sollocé, pero aún estaba lejos y no veía a Óscar por ningún lado.
Fui una tonta y ahora me iban a matar.
—Cállate —su voz entrecortada por el esfuerzo—. Solo deja de moverte.
Me removí con más fuerza, nadie sería testigo de mi desaparición.
—¡Para! —masculló, su aliento en mi oído—. Con una mierda, no luches.
Pero lucharía hasta el final, aún si mi muerte estaba asegurada.
En algún momento, Óscar apareció a lo lejos, estaba ocupado revisando unos arbustos. Solo tenía que voltear para acá. Una rápida mirada y vería que estaba en aprietos. Al parecer, el tipo pensó lo m