Dio un paso atrás, y sintió la mano de Nina Wayne sujetándola con fuerza.
—¿Estás bien?
—Sí —dijo Abby
—Recuerda que en una semana es el aniversario de Yakamoz, todos vendrán a Chicago, al baile temático.
—Pero…
—No hay peros que valgan, quiero que estén ahí disfrutando conmigo, ¿entiendes?
Abby asintió.
Nina Wayne se fue.
Abby volvió al departamento, entró sin hacer ruido, y se escabulló hasta su alcoba, le alegró que hubiese música alta, así nadie escuchaba sus sollozos.
«Lo perdí, sì, perdí a Denver para siempre, ¿Cómo me olvido en un solo año tanto para casarse con otra? ¿Qué me pasa? Fui yo misma quien lo lancé a los brazos de “no sé quién”.
Tonta, Abigail, ¿Qué pensabas? Que iba a esperar a que tu orgullo se desvaneciera, ¿Creíste que esperaría a que volvieras a su vida? ¿Qué te diría que eres su único amor y siempre esperaría por ti? ¡Soy una tonta y una egoísta! Él ahora va a casarse, y nadie merece ser más feliz que él, no quiero verlo, no voy a soportar verlo con otra, ant