Capítulo 119-Alma rota

La noche cayó más rápido de lo que imaginé. El cielo estaba cubierto de nubes oscuras, como si incluso él supiera lo que estaba a punto de pasar. Caminé por la casa en silencio, con los pasos pesados, el corazón hecho un nudo y el alma al borde del colapso. Cada risa de Carolina, cada mirada de Diana, cada gesto inocente de Elijah me hacían sentir más culpable.

Pero no podía detenerme. No ahora.

Cuando los niños por fin se durmieron, Carolina salió al balcón. Se sentó en el pequeño banco de madera, con una manta sobre las piernas y el cabello suelto. Se veía tranquila, en paz. Me acerqué con cautela, como si temiera que al decir una sola palabra… esa paz se rompiera.

—Carolina —dije con la voz más suave que encontré.

Ella giró la cabeza y me miró. Sus ojos eran claros, sin rencores, sin sombras. Sonrió apenas, invitándome a sentarme a su lado. Lo hice.

Por unos segundos solo escuchamos el viento, las hojas moviéndose allá abajo, algún auto lejano. No quería romper ese instante. Pero d
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