—¡Carolina! ¡Carolina! —la voz de Henry me sacudía, repitiéndose hasta que por fin reaccioné.
—¿Qué pasa? Te has puesto pálida. ¿No te gustó la modelo? ¡Ah, ya sé! Crees que alguien como ella nunca querrá promocionar nuestros diseños. Yo también tengo esa inquietud, pero tranquila: con la persona con la que vamos a asociarnos seguro que acepta.
—¿Y quién es esa persona, Henry? —pregunté, imaginando lo peor.
—Con el señor Won —respondió, y mi estómago se hundió—. Supe que Tatiana, la estrella de cine del momento, es su prometida. Tendremos al hombre más influyente de Ciudad del Sur y a la mejor actriz. Dos pájaros de un tiro. ¡Éxito asegurado! —Sonreía de oreja a oreja.
La noticia me cayó como una losa. Necesitar la ayuda de quienes habían destrozado mi vida se sentía como una burla cruel.
—Carolina, ¿no te parece estupendo? Dame tu opinión —insistió, rebosante de entusiasmo.
Me forcé a devolverle la sonrisa.
—Perfecto, Henry. Seguro funcionará. Ahora, si me disculpas, ten