Takashi solo queria sellar sus palabras de amor con un suave beso, pero las pequeñas manos de Mia lo sujetaron del cuello, y su picara lengua encontró la de él, y Takashi comenzó a rezar, por que la sensates regresara a su muy embarazada esposa, mientras trataba sin éxito de despegar a Mia de su cuerpo, pero esta se ve que confundía su pedido silencioso y aunque sus grandes manos empujaran sutilmente a Mia lejos de él, la joven se las arreglo para bajar una de sus manos y acariciar con deseo su pene, que comenzaba a llorar ante la necesidad de hundirse en ella.
“Dioses, ayúdenme.”
Suplico en su mente el mayor, mientras un gemido de placer abandonaba su garganta, y de pronto una ventisca apago las lámparas que estaban a los pies de ellos, dejando solo las que estaban sobre sus cabezas encendidas y con una audacia y destreza que Takashi desconocía, Mia escalo sobre él, dejando una imagen muy erótica de su conejito.
—No creo que … — su pedido de no hacerle el amor quedo en su garganta, a