~ Narra Evanya ~
El silencio volvió a llenar la habitación después de que Alistair se fue. Podía escuchar el tic-tac del reloj, tan constante, tan molesto, como si quisiera recordarme que aún seguía aquí… viva, pero sin saber por qué.
Sus palabras seguían dando vueltas en mi cabeza: “No deberías estar viva… fui yo quien la desvió.”
¿Era verdad? ¿De verdad lo había hecho para salvarme? No sabía si creerle. Con él, nunca sabía dónde terminaba la verdad y empezaba la mentira.
Cerré los ojos y respiré con cuidado. Cada movimiento dolía. El vendaje apretaba mi costado y el sabor amargo de la sangre seca seguía en mis labios. Pensé en la boda, en el disparo, en su mirada cuando me vio caer. Y, aunque me dolía admitirlo, algo en su voz hace un rato no sonó como una amenaza… sino como culpa.
Estaba perdida en esos pensamientos cuando la puerta volvió a abrirse. Me tensé.
Alistair entró otra vez, pero esta vez no traía esa mirada dura de antes. Sostenía un plato de sopa, y por un segundo, creí