Capítulo 60
Mientras tanto en la mansión Ferrer...
Laura estaba desnuda, liberando la tensión del día, encima de Vicente, moviéndose despacio sobre su erección, disfrutando de tenerlo abajo de ella.
Él tenía las manos en su cintura, guiándola de arriba a abajo,, respirando fuerte casi gruñendo, Ella mordía su labio para no soltar ningún sonido, nerviosa de ser escuchada.
—No te contengas… —le dijo Vicente, con voz ronca muy excitado —. Quiero escucharte, Laura.
Ella lo miró nerviosa y negó con la cabeza sin dejar de moverse.
—No… nos pueden escuchar.
Él arqueó la espalda, enterrándose más en ella.
—No me importa… necesito tus gemidos… me vuelvo loco sin escucharlos.
Laura aceleró el ritmo de su cadera, cabalgándolo con mas fuerza y rápidez. Apretaba los dientes para no hacer ruido, pero cada embestida le arrancaba un gemido que tapaba con sus manos
—¿Ya vas a venirte? —preguntó él, jadeando.
—No… todavía… —respondió ella, con la voz temblorosa.
Vicente la sujetó más fuerte, desespera