Capítulo 46
Laura avanzaba en silencio por el pasillo, conteniendo la respiración para no ser descubierta por su hermano que muy probablemente la regañaría como si fuera una niña pequeña.
En la habitación principal, las luces estaban apagadas, pero se escuchaban claramente los gemidos de Camila, que se escuchaban a pesar de que las paredes eran gruesas.
—Sí, así... más... no pares, Luciano... —se oía, ahogada, mientras la madera de la cama crujía con un ritmo constante —Dios mío mi amor... Se siente bien... Bien
Laura no necesitaba imaginar nada, tuvo que taparse la boca para no reírse Y ser descubierta, pero a la vez sentía envidia de Camila, estaba disfrutando de lo que era el sexo con el hombre que amaba
Ella dudaba de lo que estaba haciendo, no quería a Alejandro como para entregarle su primera vez, pero estaba tan enojada con la vida y sobre todo con Vicente, que era su manera infantil de poder vengarse por el dolor que le causó.
Aprovechó el momento para bajar por las escaleras