Victoria respiraba con dificultad, tratando de calmar los temblores que recorrían su cuerpo.
Había estado con un alfa antes, su exnovio, a escondidas de su familia. Creyó que estaba preparada para cualquier cosa. Pero estar frente a Amir era completamente diferente. Su mera presencia la hacía tambalear, como si su cuerpo no pudiera resistir el magnetismo que emanaba de él.
—¿Entonces me vas a rogar?
—¿Qué mierdas dices? tu eres el que estás en problemas—le dice ella dejando salir sus feromonas.
Amir, que notó su nerviosismo, suspiró profundamente sus feromonas y su mîëmbrö se puso erëctö más de la cuenta.
Su aroma es una mezcla de jazmín y amapolas, él se levanta y la ayudó a ella levantarse del suelo con un gesto firme pero delicado. Amir cerró la puerta con seguro, como si al hacerlo estuviera cerrando el mundo exterior y asegurándose de que nada ni nadie pudiera interrumpir lo que estaba a punto de suceder. El movimiento era lento, deliberado, como si estuviera dándole tiempo para