—¿Cómo me veo?
—Perfecto.
Hades y Elena salían del apartamento de ella para dirigirse al almuerzo de su familia en el palacio.
—¿Y Amir? Tengo rato que no lo veo.
—Me dijo que su celo está cerca, pero que por alguna razón se siente algo diferente. Ya le compré sus supresores, le dije para ir al médico y solicitar una Omega para pasar su celo pero se negó, me dijo que estará bien solo.
—Ok. Bueno vamos, se nos hace tarde.
El jardín del palacio brillaba con una perfección casi mágica. Los rayos del sol atravesaban las copas de los árboles, iluminando las mesas adornadas con manteles de encaje y jarrones repletos de flores. Una fuente en el centro del jardín proporcionaba un fondo musical con su suave murmullo.
Cuando Hades y Elena llegaron, Isabelle y Alena ya estaban allí, revisando hasta el último detalle. Isabelle, la abuela de Elena, llevaba su característico sombrero elegante, un símbolo de su autoridad y buen gusto. Alena, por su parte, observaba todo con una sonrisa serena, dejan