Por Alberto
Al salir del laboratorio pasé por la puerta de la casa de los padres de Alice, no sé qué esperaba realmente, era horario laboral y ella, posiblemente no estaba en su casa, no era una mujer que faltara a sus obligaciones, pero yo sabía que se iba a tomar 3 días e su trabajo, para planificar nuestra boda.
Frené el auto y esperé cerca de una hora, no había movimientos inusuales.
Pasé por la puerta de la casa de Victoria, estacioné a una casa de distancia, estuve media hora, observando a través de los vidrios empañados de mi coche, como una tenue luz iluminaba el frente del coqueto jardín de la casa de Victoria, hacía frío, era invierno y oscurecía temprano.
Arranqué el auto y volví a mi casa, sabía que allí me esperaba Vivián y que no iba a ser fácil la convivencia con ella, aunque estaba seguro de que solamente era cuestión de tiempo, de horas, para que yo tome la delantera y finalmente ella firme el divorcio.
Yo estaba muy impaciente.
Entré a mi casa y cuando esperé un ambi