Danisa es una chica lobo que se muda a Paris con la esperanza de olvidar a su antiguo amor, Beta Michael. En París lleva una vida de glamour durante el día, como diseñadora en una importante firma de moda; y de por la noche, con su vida secreta en un exclusivo club donde los miembros hacen mucho más que tomar copas. ¿Conseguirá su antiguo amor, Beta Michael, sacarla de ese mundo y arrastrarla de vuelta a la manada?
Leer más- Me llamo Danisa Wolfgang, tengo veintiséis años, y acabo de mudarme a la ciudad.
- Estupendo, señora Wolfgang, y díganos, ¿por qué quiere trabajar con nosotros?
Danisa posó su penetrante mirada en cada uno de los asistentes a aquella reunión, y cuando hubo terminado de observarlos, se retiró un mechón de pelo de su larga melena castaña, que había escapado del recogido elegante que se habia hecho ese día; se alisó la chaqueta de traje azul marino que se fundía con sus curvas, y se dispuso a responder.
- Señorita Wolfgang, por favor, y respecto a su pregunta, bueno, verán,mi sueño siempre ha sido trabajar para ustedes, desde que era pequeña ya me dedicaba a recortar fotografías en las que salían sus modelos, y ponerlas en mis cuadernos escolares, así que, como entenderán, trabajar aquí sería un sueño hecho realidad.
El consejo de directores de Alexia Fendong Corp se quedó en silencio. Habían entrevistado a muchos candidatos para aquel puesto de trabajo, muchos de ellos con mucha más experiencia, pero ninguno poseía el magnetismo de Danisa.
- Señorita Wolfgang, este es un puesto de mucha responsabilidad ¿se ve usted capaz de manejar situaciones de estrés?
- Por supuesto, como verá en mi curriculum he trabajado en puestos relacionados con la seguridad particular, y he aprendido a tratar con situaciones realmente estresantes. Me siento plenamente preparada para adquirir semejante responsabilidad.
Danisa sonrió con confianza, y se abstuvo de repiquetear sobre la mesa con sus manos de manicura perfecta; veía las miradas escépticas en aquellos rostros, sabía que no la creían capaz de manejar situaciones con alta carga emocional, pero no le importaba, si la dejaban, les demostraría que se equivocaban.
- Señorita Wolfgang, esta pregunta tal vez le parezca un poco atrevida, pero ¿está usted dispuesta a abandonar su vida personal para desempeñar este trabajo? Supongo que sabe que es un trabajo muy exigente, la obligará a estar fuera de casa durante muchas horas.
- Señores, no se preocupen por eso, mi vida personal es muy reducida, como ya he comentado, acabo de mudarme a la ciudad, y apenas conozco a nadie.
Los hombres que la entrevistaban tomaron notas en sus libretas, y emitieron pequeños sonidos satisfechos, y Danisa supuso que era la primera candidata que les daba una respuesta como esa.
- Señorita Wolfgang, ¿entiende usted que este puesto requiere viajes frecuentes al extranjero? No queremos contratar a alguien que no tenga disponibilidad para viajar.
- Por supuesto, lo comprendo, y ya sabía que implicaba viajar con frecuencia, no tengo ningún problema, de hecho, no me gusta estar quieta, así que ese requisito es perfecto para mi.
Los hombres se miraron, y asintieron muy levemente, fue un movimiento casi imperceptible para cualquier que no fuera un experto en seguridad, y comunicación no verbal; pero Danisa lo era, y cuando vio sus gestos tuvo que contener la sonrisa que pugnaba por escapar de su boca.
- En ese caso, señorita Wolfgang, está usted contratada. Por favor, pase a la sala contigua para que una de nuestras secretarias pueda treaerle el contrato, y explicarle las condiciones laborales de la compañía.
Ahora si, Danisa sonrió ampliamente, y agradeció la confianza que depositaban en ella, se sentía tan extasiada por el éxito, que por primera vez en dos años, no se permitió pensar en su manada, y en como había tenido que irse de allí.
Cuando Danisa se sentó en la elegante sala en la que le habían pedido que esperara a la secretaria que le facilitaría toda la documentación que la convertiría en empleada de Alexia Fendong Corp, no pudo evitar escapar mentalmente de aquella opulencia y dejarse llevar por los recuerdos, y la nostalgia.
Se vio a si misma dos años antes, empaquetando una pequeña maleta con sus pocas posesiones, y llorando desconsoladamente ante la entrada boscosa de la Casa de la Manada. Pero lo grave no era aquello, sino como había llegado a aquella penosa situación.
Cuando sentí como la boca de Michael se hundía en mi hombro, una mezcla de alegría y confusión me invadió. Sabía perfectamente lo que implicaba ese mordisco, me estaba marcando. Y aunque me sorprendió, supongo que es lo que quiso decir cuando dijo que quería hacerte mía. Nunca me había planteado que Michael fuera mi pareja destinada, supongo que porque nuestra relación siempre había estado llena de altibajos, y nunca nos habíamos sentido atraídos como compañeros. Pero el lazo que vincula a dos lobos no es siempre fácil de detectar, y lo cierto es que sentía una atracción irresistible hacia Michael. Durante toda mi vida, aún habiendo conocido a cientos de personas, nunca había sido capaz de sacar de mi mente a Michael. Necesitaba su cuerpo, necesitaba sentirlo dentro, y aunque me lo hubiera negado
Las horas que pasaron entre la llamada de teléfono de Danisa, y la cena, fueron casi eternas. Me dediqué a dar paseos por mi piso, pensando una y otra vez en como hablar con ella, en como explicarle que esta vez no volvería a defraudarla, pero ninguna de las conversaciones que recreaba en mi cabeza parecían servir para nada, ninguna me parecía lo suficientemente buena como para iniciar la conversación.Hacia las seis de la tarde, decidí darme una ducha y vestirme con ropa limpia, pues mi intención era dar buena impresión, y aquella ropa sudada que ahora llevaba puesta, daba cualquier cosa, menos buena impresión. Me puse unos vaqueros oscuros, un jersey de cuello alto, y salí de casa a comprar un enorme ramo de flores en la floristería que había a unas manzanas de mi pequeño apartamento. Llegué al restaurante casi media hora antes de nuestra cita, y esperé pacienteme
Michael la había llamado infinitas veces, en un primer momento, Danisa sostuvo su teléfono entre sus. Manos y pensó que debía hacer, ¿responder? ¿Enviar al infierno al único hombre que había amado? Pero la decisión era tan difícil, y consumía tanta energía de su maltrecho corazón, que al final la pospuso. Dejó su teléfono móvil sobre una mesita, lo silenció, y trató de olvidar su existencia.Así pasó toda una semana, mientras Danisa siguió haciendo su vida normal; bueno, no normal, porque ella habitualmente no se comportaba de forma alocada, en cambio, estos días, cuando alguien le ofrecía unirse a un plan, lo aceptaba, y así es como acabó saliendo cada noche durante una semana.Siete días después, una mañana oscura, en que la niebla cubría el cielo de París, Dan
Vi como Danisa echaba a correr, y me arrepentí casi inmediatamente de mis acciones; acababa de golpear a un hombre, y todo por el inmenso arrebato de celos que me arrasó el cuerpo. Sé que no estuvo bien, nunca debí haber hecho algo así, pero verlo allí, sosteniéndole la mirada, deseándola, y ella correspondiendo a sus atenciones me cegó.Me sentía sumamente cansado por el largo vuelo, y lo último que necesitaba ahora era que me echaran de este club, pero ya no podía hacer nada para revertir lo sucedido. Ni siquiera sé porqué vine aquí, fue como si mi instinto me gritara que volviera a este lugar. De algún modo mi corazón sabía que Danisa estaba aquí, y supongo que por eso me guió a este lugar.Me echaron muy elegantemente, escoltado por dos enormes porteros, que me agarraron de los brazos, y me sacaron, junto con mi ropa, a un coch
La cena en la sala privada de Alexia fue espléndida, ostras, toscas de vaciar, y mucho champán; a la segunda copa que Danisa dejó vacía sobre la mesa, sintió como las burbujas de la alegre bebida le recorrían la garganta, y una brevísima sensación de euforia le recorrió el cuerpo. Estaba un poco achispada, y la sensación le gustaba, le encantaba sentirse joven y despreocupada, alejar la imagen sempiterna de Michael.- Danisa, querida.-comenzó a decir Alexia.- ¿qué te parece si pasamos a la sala común?- Una excelente idea, me alegro mucho de que me convencieras de venir hasta aquí.- Yo, en cambio, no estoy segura, ¿te encuentras bien? Has cenado muy poco, y has bebido el champán muy rápido.- Estoy muy bien gracias.- Bueno, va
El vuelo que me devolvió a Paris duró una eternidad, al menos eso es lo que pensé durante cada maldito minuto de aquel viaje. Miré el reloj al menos dos veces en cada hora, hasta que el hombre que se sentaba en la ventanilla del avión comenzó a mirarme con cara de sospecha, no tengo claro lo que creía, pero su mirada hostil y sus continuos bufidos al girar la cabeza en mi dirección fueron suficientes para disuadirme de seguir mirando la hora. Necesitaba encontrar a Danisa, quería explicarle aquel horrible malentendido, estaba ansioso por decirle que la quería, que la amaba con todo mi corazón, y que acababa de repudiar a Rose. No es que me sintiera orgulloso de lo que había hecho, la verdad, yo sabía perfectamente que repudiar a una compañera equivale a dejarla sin manada; y aunque en este caso su padre la protegía, y a punto estuvo de partirme la cara cuando dije que el bebé que reposaba en la cuna del hospital no era mio, fue la propia Rose la que acabó confesándol
Último capítulo