La zona común

Alexia se levanta de su silla, toma a Danisa del brazo, y comienza a caminar con ella en dirección a una puerta diferente a la de entrada. Danisa está asombrada por la cantidad de puertas disimuladas que hay en esta sala, todas ellas parecen iguales a los paneles de madera que forran las paredes, pero luego, de pronto, al ejercer presión sobre ellas, se deslizan y dejan paso a otra sala diferente.

En esta ocasión, cuando abandonan el salón en el que han cenado, dejando los restos de la cena sobre la mesa, y sus bolsos de mano sobre la enorme mesa de cristal; pasan a un pequeño cuarto, no más grande que el probador de una tienda con un semáforo. ¡Un semáforo! Piensa Danisa asombrada, y parece que Alexia le lee la mente,  porque pronto le da una explicación sobre el semáforo que decora el lugar.

- Verás, Danisa, tal y como te comentaba antes, aquí los miembros valoran mucho la privacidad, por ello, hemos colocado en cada una de las entradas a las zonas comunes un semáforo, si está rojo, como sucede ahora mismo, quiere decir, que no puedes pasar; en cuanto la luz cambie, y sea verde, la puerta que comunica mi salón con la zona común se desbloqueará, y podremos entrar.

Danisa guardó silencio, aunque en su cabeza no dejaba de preguntarse qué clase de club era ese para que tomaran tantas medidas de seguridad incluso con sus propios miembros. Esperaron pacientemente, y tras unos quince minutos, la luz del semáforo cambió de rojo a verde, y tal y como le había explicado Alexia, la puerta se desbloqueó, y les dio acceso a una nueva recepción.

La sala de recepción era de las mismas dimensiones que la primera por la que había pasado Danisa, sin embargo, en este caso, la decoración era diametralmente opuesta. Había luces ténues, que apenas permitían distinguir los rasgos de las personas, y el mobiliario era totalmente negro, brillante, y tenía un toque tétrico, que llamó la atención de Danisa.

En el mostrador de recepción, dos chicas las esperaban. Danisa intentó distinguir sus rasgos, pero le resultó imposible con la escasa luz del lugar.

- Buenas noches.- dijeron a coro, y por algún motivo, Danisa sintió como un escalofrío recorría su espalda al escuchar sus armoniosas voces saludándolas.- nos alegramos de que hayan decidido visitar la sala común esta noche. ¿Conocen las reglas del club?

-Yo si.- respondió Alexia.- pero mi invitada es la primera vez que me acompaña, creo que necesitará que se las expliquéis.

- Perfecto. No se preocupe, señorita, es muy sencillo. Este es un club privado, y en ningún momento debe revelar su identidad, lo que implica que una vez termine de explicarle estas sencillas reglas, pasará con mi compañera a un vestidor, y depositará en una taquilla todos sus objetos personales, esta medida evita que alguno de los miembros del club pueda reconocerla en el exterior. Solo podrá lucir las prendas que mi compañera le mostrará, y deberá acompañarlas de una máscara que cubra completamente su rostro.

Danisa se alegró por primera vez de la escasez de iluminación, porque su mandíbula se descolgó al escuchar esa frase. ¿Realmente tenía que llevar una máscara y ropa prestada? Tató de frenar la cascada de pensamientos que fluían por su mente, pues la recepcionista seguía hablando, explicándole las reglas.

- Además.- estaba diciendo.- está prohibido hablar directamente con los miembros del club, para asegurarnos de que es así, todas las máscaras poseen un inhibidor que impide que la voz se escuche en el exterior.

- Pero, pero ¿cómo me comunicaré entonces?

- Señorita, no se preocupe, en este club la gente no suele hablar demasiado, podrá comunicarse con señas, con mensajes escritos, o si lo desea, podrá acceder a nuestra cabina de pareja, que está totalmente a oscuras, y es el único lugar del club donde está permitido quitarse la máscara.

Danisa se quedó aún más perdida que antes, pero prefirió no hacer más comentarios al respecto, pues a pesar de que estaba muy sorprendida por el lugar al que la había traído su futura jefa, empezaba a sentir también cierta curiosidad.

- Debe saber también que los cuartos privados están constantemente vigilados, simplemente para garantizar su seguridad, por lo que son totalmente seguros, y en los mismos tampoco está permitido quitarse la máscara. ¿Ha comprendido todas las reglas?

- Si,creo que si.

- De acuerdo, entconces acompañe a mi compañera que la ayudará con el resto del proceso.

Danisa caminó tras la eficiente muchacha, y entró en un vestidor grande, donde le pidieron que se quitara su ropa, ella obedeció, y se la quitó sin pudor, de hecho nunca había sido vergonzosa.

La chica la recogió con delicadeza y le tendío una cajita rosa pálido, como si de un regalo se tratara.

- Puede cambiarse tras el biombo, si lo desea.

Danisa se encaminó al lugar que le habían indicado, colocó la caja sobre un taburete, y al abrirla, se sorprendió. En su interior había un negligé de seda negra, que al deslizarlo por su cuerpo se adaptó a sus curvas, resaltando sus pechos, y terminando en el muslo. Lo acompañaban. Unas zapatillas de tacón a juego con la ropa interior, una peluca de estilo luis XVI, blanca, y con un pomposo peinado, y una máscara blanca, que parecía simular la cara de un mimo.

Danisa se puso todo y se sintió un poco ridícula, aunque al contemplar su imagen en el espejo, por algún motivo, su percepción cambió, y se sintió sexy y poderosa. Tomó la bata que descansaba en el fondo de la caja, y se cubrió el cuerpo con ella, aunque en un arrebato de descaro, decidió no cerrar el cinturón, de modo que su cuerpo quedaba expuesto a las miradas de los que estuvieran detrás de aquella puerta.

Salió del biombo, y la chica, que ya debía de haber guardado sus pertenencias, le entregó un bonito colgante, era un pequeño número nueve, recubierto de piedras semipreciosas, que brillaban en su piel.

- Conserve su colgante hasta el momento de irse, señorita, es la llave que abre la taquilla con sus pertenencias, y además, si algún miembro del club desea solicitar algo de usted,o quiere dedicarle un mensaje, lo hará usando su número.

- ¡Oh, de acuerdo!

- Y ahora, necesito hacerle un pequeño cuestionario, las preguntas son bastante personales, pero le aseguro que se lo hacemos a todos los miembros del club en su primera visita. No hay respuestas correctas o incorrectas, simplemente las contestaciones que nos proporcione nos ayudarán a mejorar su experiencia en el club.

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