Las horas pasan y al final, salimos de la habitación, aunque estoy que pido una silla de ruedas porque me duele caminar, no me arrepiento de todos los juegos y las escenas de sexo que tuvimos.
— Podemos quedarnos en la habitación, no hay ningún problema para mí. — dice Arnold.— No podemos quedarnos en esa habitación todo el día.— Solo hemos dormido cuatro horas o menos.— Eso es tu culpa, comenzaste con la Nutella por mi cuerpo para lamerla.— Si solo hubiese sido eso, habríamos dormido más. Pero, tú también lamiste mi cuerpo, en especial, mi entrepierna. — dice Arnold y yo me ruborizo porque hemos salido del ascensor y no quiero que escuchen nuestras perversiones.‘Actuamos como todos unos ninfómanos, ¿acaso estamos en la adolescencia donde experimentamos por primera vez los placeres que causa tener sexo?’ me pregu