Mi cerebro queda procesando la información que acaba de darme, porque con todo lo que me ha dicho de su vida sin algo gentil de lo que aferrarse, me sorprende que haya podido aprender un deporte que es lo opuesto a su mundo violento.
Pero la destreza con la que se mueve, hace que solo pueda aplaudir, porque aunque no sé de patinaje artístico, sin duda, sus vueltas y todos esos movimientos deben clasificar para ganar el primer lugar en cualquier competencia en la que participe.‘Este hombre no deja de sorprenderme.’ Me digo mentalmente.— Ven aquí, patina conmigo.— Te ves bien desde lejos, yo me quedaré aquí, no te preocupes. — digo sonriéndole.— ¿Cómo que te quedarás ahí? No quiero que estes lejos, si te he traído aquí es para que patinemos juntos.— No voy a hacer el ridículo aquí, además, no tengo