No puedo entender como puede ser posible que yo me oriné cuando el control de mis esfínteres lo aprendí siendo una niña. Sin embargo, aunque eso es importante, no creo que sea tanto como lo que estoy aceptando cuando debería odiar al hombre que acaba de confesarme que solo muerta voy a librarme de él.
‘Esto es vergonzoso.’ Me digo mentalmente mientras cubro mi rostro completamente agotada.Con vergüenza espero el olor a orina y las recriminaciones de Arnold, pero, ese olor no llega y las quejas de Arnold son reemplazadas por risas mientras retoma sus ataques salvajes que no me ayudan en lo absoluto.— Parece que no quieres estar conmigo, Eva. Pero, no es así.— Claro que no deseo estar contigo, ¿acaso tanto sexo te ha hecho olvidar que estoy aquí en contra de mi voluntad?— Si no te gusta el hotel puedes decirme, lo cambiaremos ahora mismo para que no estes en c