Arnold parece dormir bien y es esa la tranquilidad la que me ayuda a quedarme dormida sin notarlo. Por eso, solo cuando siento una mano tocar mi cabeza es que despierto aturdida y desorientada.
— Lo siento, no debí tocarte ahora te has despertado. — dice Arnold sentado en su camilla.— Quien debe disculparse soy yo, se supone que debía ayudarte con las pesadillas, pero me he quedado dormida. Lo siento mucho. — susurro.— ¿Me cuidaste?— Tenías pesadillas, pero, me he quedado dormida. Soy una terrible cuidadora.— No te has ido.— Quería hablar de eso.— Un momento, no me siento listo. Mejor dejémoslo para después. — dice Arnold con firmeza.Me parece curiosa su forma de actuar cuando anteriormente me ha mostrado lo frio que puede llegar a ser, pero, no lo molesto por eso, ya que, necesito que Arnold esté tranquilo para poder habl