Arnold besa mi cuello y se aleja de mí tomando una tostada mientras me giña un ojo dejándome completamente sensible cuando lo que ha dicho no amerita una reacción de esta forma.
— Cariño, es momento de desayunar y marcharnos.— ¿Marcharnos?— Están molestando mucho porque no estoy presente, así que, debo viajar.— ¿A dónde? No, ni siquiera voy a preguntar, yo no voy a salir del país, no quiero que nos embosquen y termine muerta en el extranjero. Así que, ve tú solo. A mí puedes dejarme en uno de mis antiguos trabajos y…— Iremos a Colombia. — anuncia Arnold.— Iré a bañarme. — digo de inmediato y Arnold se burla por mi cambio abrupto de opinión.Llevo mucho tiempo sin visitar mi tierra por lo que, aunque vaya con un mafioso no me importará ir. Así que, desesperada