Claramente la broma que desde antes la he mostrado de otras formas, ahora ha llegado a su límite, porque el frio de su arma y su dedo en el gatillo, me dice que no está bromeando con su intento de asesinato.
— Parece que tienes un gran deseo por morir, ¿no es así? — pregunta Noemi.— Me perdonarías todo, Arnold. Recuérdalo.— Eso se acaba ahora.— Si lo haces, faltarías a tu palabra y no creo que los demás te tomen en serio después de eso. — le recuerdo mientras mi cuerpo se tensiona cada vez más.Él me hace girar para apuntarme mientras su teléfono suena una y otra vez, al punto en que apaga el teléfono porque el sonido es molesto.‘Bueno, al menos no va a saber cuándo usen el túnel para sacar a mi hijo de aquí. Así que, básicamente cumplí con mi misión.’ Me digo ment