Parece que ellos no pueden comprender el peligro que soy cuando estoy molesto, ellos no alcanzan a imaginar lo que soy capaz de hacer cuando mi mente solo piensa en asesinar y por eso, se burlan de mi mujer.
‘Están cometiendo un grave error, pero, no van a aprender ello si no les doy el aprendizaje que necesitan.’ Me digo mentalmente.Es eso lo que me hace tomar mi teléfono y llamar a Miguel, porque no quiero que cometan un solo error como yo lo he estado haciendo debido al mismo enojo que tengo.— Señor Krick, estamos cerca. Seguimos su rastro de muertos.— No los maten, lastímenlos de gravedad al punto en el que no puedan disparar o huir, pero, no los maten, lo que han dicho de mi mujer los ha hecho merecedores de un destino peor que la maldita muerte. — digo colgando la llamada.— ¡¿Qué pasa, Krick?! ¡¿Acaso te molesta que probemos un poco tu perra personal?!