Intento procesar lo que acaba de decirme, porque no considero que hable en serio, pero, Arnold, no solo me demuestra ello, si no que, está molesto porque he puesto en duda algo que me ha dicho.
— Dime que estás bromeando.— No, hablo en serio.— Tú no puedes detener el auto, nos estábamos marchando por algo. — digo pero él me ignora mientras toma su teléfono y escribe cualquier tontería.‘No va a moverse, eso me pasa por abrir mi maldita boca.’ Me digo mentalmente.El desespero me invade y por eso, pienso en salir del auto y correr a la embajada o cualquier lugar, pero como toda cosa que intento abrir para escapar, está cerrada.— Entiendo que no quieres moverte, pero no puedes obligarme a lo mismo. Así que, ten la gentileza de abrir la puerta, así tengo la oportunidad de salvarme…— ¿Oportunidad de salvarte? Lo &uacut