Abigail camino sin mirar cuanto tiempo había transcurrido.
Su cabeza estaba hecha un caos… Rafael estaba siendo tan egoísta con ella que ni siquiera le permitía que pudiera tener una relación con alguien.
Y quizá era lo que quería en el momento tener una relación con alguien como para sacarlo a él de su cabeza y de su corazón, aunque la realidad era diferente.
Unos kilómetros antes de llegar a su casa, llamó a Max, quería darle la sorpresa a Gabriel de que estaría temprano en casa.
En ese momento su tristeza se transformó en felicidad cuando vio a Max salir para recibirla y detrás de su hijo lanzarse sobre ella.
Abigail recordó que Gabriel es lo único que necesita para ser feliz… no necesita a nadie más.
Ella lo tomó en sus brazos y entraron juntos a casa.
—¡Llegaste mamá!
—Sí amor. Quería darte una sorpresa, ¿te gustó? —Gabriel movió su cabeza asintiendo—. Tu me das paz.
—Tú también mamá. Te amo.
—¿Sucedió algo? —Max le susurró en su oído—. Se nota que has estado llorando