Casi dos semanas habían pasado desde que esa odiosa mujer había abandonado la Manada.
Ni Adam ni yo estuvimos presentes, Adam por vergüenza y yo por no intentar matarla.
Se habían encargado de echarla Austin y unos guardias. También le habían advertido que de poner un pie en nuestras tierras sería ejecutada de inmediato.
Austin nos contó que montó un espectáculo y se hizo la enferma otra vez. Pero Austin no sintió pena por ella y la obligó a abandonar la Manada de todos modos.
Por fin la paz había vuelto, necesitaba descansar mentalmente, los últimos meses habían sido bastante estresantes y llenos de emociones.
Aún me faltaba algo que hacer, necesitaba buscar a alguien pero primero necesitaba curarme yo para volver a embarcarme en otra aventura.
....
Ni siquiera había amanecido cuando un mensaje entró en mi móvil.
Miré hacia un lado y pude ver que Adam no estaba en la cama, cogí el teléfono pensando que se trataba de él y leí el contenido.
"Si quieres volver a ver a tu