Capítulo 4.

Aitana abre la puerta del pent-house con la información de la tarjeta rondando su cabeza desesperada, como una  espina que no podía sacar.

— ¡Ya te lo dije! ¡Te lo dije de nuevo! ¡Maldita sea! ¡Sabes cómo detesto repetir las cosas maldito estúpido!—  los gritos de Santiago se escuchaban llenos de frustración a través de los pasillos del lujoso pent-house.

Aitana continuó caminando hasta que se lo encontró hablando por teléfono prácticamente desquiciado.

— ¡Otro maldito contrato! ¡Otra maldita distribuidora que decide reducir y casi eliminar sus compras con nosotros! ¡Tenían años maldita sea! ¡AÑOS!—  grita Santiago desesperado al teléfono al mismo tiempo que arroja de forma de desesperada la tableta que tenía en sus manos donde veía la información actual— ¿Me vas a decir que esa maldita joyería  Rubra esa recién llegada va a eliminar los contratos que tenemos bien asentados?

Aitana se mantenía observando cómo el que era su esposo estaba perdiendo la cordura y no podía negar que en cierto modo lo estaba disfrutando.

— ¡No me importa! — Grita de nuevo él—  ¡No me importa! Investiga quién es el maldito responsable de esa desgraciada joyería y quiero saber cada uno de sus secretos, quiero destruirlo, nosotros la joyería Moreno, siempre somos los primeros.

En ese momento cuelga la llamada para girarse y encontrarse con el rostro tranquilo de Aitana cosa que lo vuelve completamente loco

— Todo maldita gorda desgraciada es tu culpa, —  Santiago se abalanza en contra de Aitana y la toma de los brazos para sacudirla agresivamente— ¡tú! ¡Tú vale más que la colección que me diste sea buena! ¿Entiendes? ¡Más te vale!

En ese momento la arroja en contra del sofá.

—  Yo hago siempre lo mejor que puedo…

— ¡Pues en la cama eso no cuenta!— grita Santiago con el rostro desfigurado, necesitaba dañar, destruir, romper y si lo que tenía frente a él era la esperanza de su esposa… así sería — ¿Por qué crees que siempre tengo que buscarme a otra para satisfacerme? Eres rígida, fría, calculadora.

En ese momento ella baja la mirada avergonzada ante el  descargo que tenía Santiago contra ella.

¡PAS!

Aitana no vuelve a levantar la mirada hasta que escucha el ruido de la puerta cerrándose y finalmente respira profundo…

— Papá necesito encontrar la manera de salir de aquí—  susurra Aitana al mismo tiempo que levanta la mirada y se encuentra con la morena utilizando uno de sus blusones de seda abierto de los costados.

El mismo que Santiago le había regalado en su primer aniversario del matrimonio.

—  ¿Sigues aquí?—  Cuestiona Aitana con las quijadas apretadas.

Valeria sonríe al mismo tiempo que se gira para dejarla ver su prenda siendo utilizada por ella.

— Creo que podría darte unos consejos porque ese hombre no hace otra cosa más que pedirme más… entre mujeres podemos ayudarnos.— Ella le guiña un ojo a Aitana en complicidad como si se tratara de una vieja amiga y no de la esposa de su amante. 

 Valeria comienza a caminar hacia la cocina para servirse un vaso de jugo de naranja.

— ¿No te da asco? ¿No te da vergüenza?—  cuestiona la rubia al mismo tiempo que se levanta — Eres hermana de Santiago, no deberías verlo como hombre.

Valeria pone los ojos en blanco al escuchar las palabras que para ella eran estúpidas de parte de Aitana, toma un trago a su jugo y se gira.

—  Vamos Aitana tú y yo sabemos que por sus venas y las mías no corre la misma sangre.

En ese momento Aitana abre los ojos Impresionada.

— ¿De qué hablas? ¿Qué quiere decir?— Cuestiona ella.

— ¿No lo sabías? Sé que es un secreto que solo los miembros de la familia conocen— Se encoje de hombros— Bueno ya sabemos en qué lugar te tienen todos ¿verdad?

Valeria sonríe, sin embargo continúa…

— La vida es injusta Aitana — su mirada se desvía un instante hacia el ventanal—  de  eso  hablo, quiero decir gorda, mírate toda horrible siendo la honorable esposa del hombre mas sexy del país, eso sí que es ironía aunque esta vida es del más listo, no de quien merece más…— En ese momento su sonrisa se desvanece —  Y aun así… Él lo tiene todo.

En ese momento la mirada fría y calculadora de Valeria desaparece y regresa la mirada ilusionada e inocente de siempre, un suspiro tierno sale de entre los labios de Valeria para después ir a su habitación.

— Llegó el momento de irme—  susurra ella saliendo momentos después completamente vestida y con la tranquilidad que sentía ser respaldada por Santiago Moreno.

 Aitana había pasado todo el día en ese elegante pent-house sin saber qué tocar o dónde sentarse, cada parte, cada mueble de ese lugar podía tener restos del pecado de Santiago y Valeria.

—  Tienes que salir de ahí— dice Lore por el teléfono— Con todo lo que me dijiste ese bastardo no va a tener suficiente jamás, va a exprimir tu talento como naranja por la mañana.

Las palabras de Lore eran fuertes pero Aitana sabía que las decía por su bien, al mismo tiempo que aprieta el teléfono al sentirse tan frustrada.

—  ¿Y qué hago? No tengo un solo peso—  Declara la rubia conteniendo la rabia—  ya fui a los bancos, mis cuentas sólo son un intermediario entre el dinero de Moreno y lo que yo creía que estaba comprando con mi dinero, estoy completamente en quiebra.

—  Puedes hacer colecciones nuevas, cualquier joyería amaría tu trabajo,  puedes venirte a mi casa en lo que te pones en pie.

 Aitana jadea desesperada  porque la ilusión de…

— No es sólo eso, recuerda que mi padre necesita atención  médica día y noche y eso no es barato, no estoy dispuesta a sacrificar la vida de mi padre por la avaricia de Santiago.

— ¿Y tu libertad?— Cuestiona Lore— ¿esa tampoco vale la pena?

——— ***———***

 En la oficina del importante líder del imperio joyero del país, Santiago avisa su llegada.

* Paz* paz *paz* paz*

 Con el ruido implacable  de sus pasos…

— ¡¿Cómo que no sabes quién es? ¿Cómo que no tienen ni idea de quién es el dueño real de la joyería  Rubra? No  puede ser dirigido por un fantasma,  tendré que hacer el trabajo sucio por ti desgraciado, date por despedido.

Él continúa caminando por el largo pasillo hasta encontrarse con su secretaria quien desvía la mirada al suelo, él la ignora y entra a la oficina.

— Maldito — Ruge el — no me importa quien seas en este punto solo me concentraré en encontrarte y destruirte…— Declara el CEO furioso.

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