—Si no lo hago ahora, cuándo más. Compartir la buena fortuna, después de todo Daniel tiene dinero, además quién les manda debernos —resopló Celeste.
—Hoy realmente compré a gusto, hacía mucho que no tenía una sesión de compras tan satisfactoria.
Marisela escuchó, una sonrisa ligera apareció en sus labios.
—Mira estas cosas, como ya te acompañé a comprar ropa antes, conozco todas tus tallas. Escogí estilos básicos regulares, nada extravagante, deberían ser de tu gusto —agregó Celeste.
Abrió las bolsas, sacó ropa y zapatos. Marisela miró, efectivamente todo se veía muy bonito.
Solo que la cantidad la sorprendió un poco: ocho conjuntos de ropa, siete pares de zapatos, incluso seis bolsos.
La cantidad total era casi igual a la de Celeste.
—Realmente me amas mucho —dijo Marisela conmovida.
—Por supuesto... —dijo Celeste.
Las dos organizaron las cosas, Marisela aprovechó para ayudar a Celeste a arreglar su armario, mientras Celeste se sentó en el borde de la cama editando el texto para sus r