Ulises escuchó y preguntó:
—¿Qué le dijiste entonces?
—Lo esquivé, le dije que como ya te habían rechazado una vez, naturalmente te rechazarían de nuevo, y enfaticé que yo lo había comprado —respondió Celeste.
Ulises se quedó en silencio por un momento al escuchar esto, sin decir nada más. Si él le enviaba un regalo, Marisela efectivamente no lo aceptaría.
Tener que enviar regalos a través de otros, a escondidas, como si fuera algo que no pudiera ver la luz.
***
En ese momento, en el último piso del Grupo Cárdenas.
—¿Marisela llegó bien a casa? —Lorenzo le preguntó a Aurelio.
—Sí, los guardaespaldas la acompañaron hasta afuera del complejo y se aseguraron de verla entrar —respondió Aurelio.
Lorenzo escuchó, pero aún se sentía intranquilo, porque aunque el abuelo había enviado gente para proteger a Marisela, no podían entrar al interior del complejo.
El sistema de seguridad de ese complejo no era para nada estricto, el criminal perfectamente podría encontrar una manera de infiltrarse.
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