Marisela escuchaba, genuinamente feliz por Matías. Su sueño de juventud finalmente se había hecho realidad.
—Debo agradecer a Marisela. Fue ella quien consiguió una inversión ángel de un millón de dólares —añadió Matías, mirándola.
—¿Mari es tan increíble? ¿Cómo nunca me lo contaste? —preguntó Celeste sorprendida.
—Porque después de conseguir al inversionista, se fue al extranjero. Me conmovió muchísimo, quería que Marisela fuera accionista directa, pero su partida fue tan repentina... —suspiró Matías.
Al oírlo, la memoria de Marisela regresó a dos años atrás.
En ese momento, efectivamente planeaba emprender con Matías, pero quién hubiera imaginado que el destino le arrojaría un "regalo envenenado".
Así que sacrificó su carrera por amor, desapareciendo para convertirse en una "sirvienta" prisionera.
—Inversión ángel... ¿cómo es que Mari se convirtió en accionista? ¿Y recibe dividendos? —Celeste notó el detalle importante.
—Porque después la inversión ángel se convirtió en inversión per