Leonel cerró los puños, con una mirada siniestra, una profunda inquietud lo envolvía.
Pero tampoco se desanimó con ansiedad, sino que mandó a investigar la relación entre ellos. Mientras más supiera, más ventaja tendría.
Ya era media tarde, faltaban dos horas para salir del trabajo.
En la empresa Tec Prosperidad, Marisela, que estaba trabajando, fue llamada por Manuel, pero no era por asuntos de trabajo, sino porque alguien la estaba esperando afuera.
Marisela se sintió confundida. ¿Quién la buscaba? Y además a través del director para notificarle.
Cuando salió, vio a un hombre con lentes de marco negro parado al lado del pasillo, con una bolsa de regalo en las manos.
—Buenos días, señorita Undurraga —la persona se acercó a saludar.
Marisela lo reconoció, la vez pasada había tomado una vianda para llevársela a Ulises.
—Hola —respondió Marisela.
—Este es un regalo de nuestro señor Bustamante para usted, él personalmente eligió el color y las funciones, yo lo compré y se lo traigo en su