Abrió su teléfono y revisó algunos grupos pequeños. Aurelio miró los registros de chat, todos eran chismes y especulaciones de empleados, sin evidencia real.
—Este asunto manténgalo en secreto absoluto, si alguien le pregunta diga que no sabe nada —Aurelio volvió a instruir.
Los rumores entre empleados se desvanecerían en unos días, este asunto aún no había causado tanto revuelo como los chismes del señor Cárdenas e Isabella en su momento.
Aurelio regresó al último piso. En ese momento, en la calle, en el asiento del copiloto había una pila de documentos y memorias USB. Daniel estaba frunciendo el ceño, perdido en sus pensamientos.
Como era evidencia para el tribunal, tenía los datos de contacto de los paparazzi, así que lo que tenía que hacer era pedirle a su secretaria que verificara otra vez.
En su mente resonaban todas las "maldades" que Lorenzo había dicho sobre su hermana, además de haber visto personalmente los registros de vigilancia.
Honestamente, aunque no enviara a su secret