—Señorita Undurraga, aquí está el teléfono, disculpe, en ese momento se le rompió su teléfono —Aurelio se acercó entregándole una bolsa de compras.
—No fue tu culpa, Aurelio —dijo Marisela.
—Ya compré un teléfono, ve a devolverlo, disculpa por hacerte gastar dinero y venir hasta acá.
Aurelio no se fue, dijo:
—En realidad Eduardo me pidió que se lo comprara, ya sabe lo que pasó cuando el señor Cárdenas vino a Tec Prosperidad a buscarla y hacer escándalo.
Marisela apretó ligeramente los labios: —Ya compré un teléfono, por favor dile al abuelo Eduardo que gracias.
Aurelio vio el teléfono nuevo que ella sacó, así que bajó la mano.
—Los guardaespaldas se llevaron al señor Cárdenas de vuelta a la empresa, después los guardaespaldas la seguirán para protegerla, y yo trataré de avisarle por adelantado —dijo Aurelio.
—No hay problema, tú eres el asistente de Lorenzo, ya te agradezco mucho por los dos juicios, no necesitas hacer más —dijo Marisela.
—No quiero que te descubran, tampoco quiero que