Lorenzo tenía una mirada feroz, el rostro sombríamente negro, y mientras hablaba, su saliva casi rozaba la cara de Matías.
—¿Fuiste tú quien obligó a Marisela a casarse conmigo? ¡Para conseguir el millón de dólares del Grupo Cárdenas!
Lorenzo lo interrogó ferozmente. Si Matías se atrevía a asentir en este momento, entonces hoy haría que alguien sangrara y fuera al hospital.
Inútil cobarde, obligando a la mujer que amaba a casarse con otro hombre para obtener beneficios. ¡Esto era cien veces más bestial que él mismo!
Por eso Marisela ya no quería a Matías después de dos años, ¡su corazón ya había sido completamente herido por él!
Lorenzo hablaba muy fuerte, todo el comedor podía escucharlo, y Marisela, que ya había llegado a la puerta, no pudo evitar detenerse, apretó los puños con ira y quiso regresar.
Aurelio al verla se apresuró a guiñarle el ojo como señal, puso la mano al costado haciendo gestos constantemente, indicándole a Marisela que no se acercara más, que era peligroso.
Maris